Fractura de Clavícula
La clavícula es uno de los huesos del miembro superior que mas frecuentemente se rompe durante la práctica deportiva. La mayor parte de los casos asociados al deporte, ocurren en caídas de bicicleta, sobre todo utilizando pedales con calas que retrasan el apoyo del pie en una caída lateral. Son frecuentes también en deportes de contacto como el rugby o el judo en los que podemos caer sobre el hombro teniendo el brazo bloqueado por un contrincante. En la imagen os muestro la típica fractura, que sufrió un ciclista de 33 años, que tratamos con un vendaje en ocho durante 4 semanas.
Los traumatólogos clasificamos estas fracturas en función del tercio donde ocurren, siendo las mas frecuentes las de tercio medio (como el ejemplo del ciclista) seguidas por las de tercio lateral. En general, es uno de los huesos que mejor puede curar sin necesidad de un tratamiento quirúrgico, utilizando un cabestrillo o un vendaje en 8 (una especie de mochila de tensión) durante 4-6 semanas. Durante estas semanas los pacientes nos contáis que estáis bastante incómodos, aunque con un dolor que mejora semana a semana. La peor parte del día suele se al dormir, ya que tanto el cabestrillo como el «8» no dejan encontrar la postura adecuada, si bien con estos tratamientos se consigue la curación de la fractura sin apenas pérdida funcional en la mayor parte de los casos. En los meses-años posteriores notareis un bulto duro en la zona de la fractura que corresponde al callo de fractura, que irá disminuyendo con el paso de los años.
En los casos en los que decidimos realizar un tratamiento quirúrgico utilizamos una placa especial diseñada para la clavícula, que permite una recuperación precoz de la lesión. Como el caso de otro ciclista que os muestro en la siguiente imagen que se cayó de la bicicleta sufriendo un gran desplazamiento de los extremos óseos, al que operamos con una placa de clavícula, permitiendo una recuperación precoz.
Esta intervención se realiza a través de una incisión justo por encima de la clavícula, y mediante esta técnica con placa, la fractura cura sin formación de un bulto en la zona de unión. Estos casos, en los que decidimos operar una fractura de clavícula suelen tener alguna de las siguientes características:
– Intolerancia al tratamiento con vendaje en 8 o cabestrillo
– Situaciones de prisa por volver a competir (motoristas, ciclistas en competición)
– Amenaza de la piel, con el consiguiente riesgo de necrosis e infección
– Desplazamiento o acortamiento de mas de 2 cm
– Fracturas de tercio externo desplazadas
En estos últimos casos en lugar de una placa podemos utilizar un sistema de suturas de tensión para sustituir a los ligamentos rotos que unen la clavícula a la escápula
Luxación Acromio-Clavicular
Se trata de una lesión que tiene un mecanismo de producción muy similar a las fracturas de clavícula; caídas sobre el hombro en bicicleta o deportes de contacto. En estos casos sin embargo, no es la clavícula la que se rompe, sino los ligamentos que unen la clavícula a dos partes de la escápula para mantenerla unida. Estas dos partes de la escápula son la coracoides y el acromión, siendo este último la continuación natural lateral de la clavícula. Al igual que ocurre con las fracturas en la clavícula, en función del desplazamiento superior de la clavícula (por acción de los músculos que insertan encima como el trapecio), las clasificaremos en 5 grados, que nos ayudan a decidir si os vais a beneficiar de una cirugía que mejore el resultado funcional.
En los casos que decidimos operar, colocamos la fractura en sus sitio mediante un sistema de suturas de tensión que hace la función de los ligamentos rotos. Este sistema lleva dos pequeñas arandelas que unen la clavícula y la coracoides mientras los ligamentos cicatrizan de nuevo. Permite una recuperación rápida y funcional de la lesión, con una mínima incisión y un día de ingreso hospitalario. En la imagen os muestro el caso de un paciente que realizaba bicicleta de descenso, y sufrió una caída sobre el hombro en la Sierra de Madrid. Le intervinimos utilizando un dispositivo de tensión a través de una incisión de 4 cm.
Fractura de Húmero
Las fracturas de humero ocurren tras caídas violentas sobre el brazo en distintos mecanismos. Presentan dos picos de edad en las que ocurren, y por tanto dos perfiles muy distintos de pacientes que las padecen; pacientes jóvenes deportistas y ancianos afectos de osteoporosis. Las vamos a clasificar en tres grandes grupos según la zona del húmero afectada, ya que van a tener un tratamiento muy distinto en cada región.
Fracturas de Húmero proximal (Hombro)
Estas fracturas ocurren en la zona del húmero que forma la articulación del hombro y en el campo de juego se confunden muy a menudo con luxaciones de hombro. Es por ello tan importante realizar un estudio radiográfico antes de realizar cualquier maniobras tras una caída sobre el hombro, especialmente si hay deformidad. El tratamiento va a decidirse en función de unos criterios radiográficos como el desplazamiento, el número de fragmentos y las lesiones asociada. Los dos grandes grupos de tratamientos que os vamos a ofrecer son los siguientes:
–Tratamiento Conservador: Cabestrillo durante 3-4 samanas, bajo un estricto control de radiografías y de fisioterapia
– Quirúrgico: Utilizamos una placa con la que devolvemos al húmero su forma anatómica, la fijamos y permitimos una movilidad precoz para una recuperación mas rápida
En los casos de personas mayores con osteoporosis y fracturas muy fragmentadas, utilizamos muchas veces una prótesis de hombro para la sustitución de la parte del húmero afecta. En todos los casos de este tipo de fracturas, la fisioterapia y rehabilitación posterior son fundamentales para conseguir una recuperación satisfactoria del hombro.
Fracturas de Húmero en parte media (Diafisarias)
Estas fracturas son mas frecuentes que ocurran en un contexto deportivo al quedar el brazo bloqueado en una caída lateral. También vemos casos de estas fracturas en luchas de suelo (judo, lucha greco-romana) e incluso en el context con un fatídico final.
El tratamiento de estas fracturas puede ser de tres tipos en función de unos criterios radiográficos y nuestra preferencia como cirujanos:
– Tratamiento conservador: Utilizaremos un yeso, una férula o una ortesis tipo “Brace” durante 8-12 samanas, bajo un estricto control de radiografías, ya que estas fracturas tienen un riesgo moderado de no pegar con este tratamiento
– Tratamiento quirúrgico con fijación interna con placa: A través de una cirugía abierta restauramos la anatomía del húmero utilizando para fijar la fractura una placa especial para estas fracturas. Esta cirugía nos permite explorar el nervio radial en los casos que exista una parálisis asociada (relativamente frecuente)
– Tratamiento quirúrgico con un Enclavado (Clavo de Húmero): Utilizamos un clavo diseñado para el húmero, que introducimos a través de mínimas incisiones por la medular del hueso para fijar la fractura. En la imagen os muestro una paciente operada con un enclavado tras caerse esquiando.
En estas fracturas, independiente del tratamiento utilizado, debemos prestar mucha atención a conservar la movilidad del codo (tiende a hacer rigidez) y realizar posteriormente una recuperación de la musculatura.
Fracturas de Húmero distal (Codo)
Son fractura muy graves, afortunadamente menos frecuentes, que casi siempre requieren de una cirugía para reducirlas y fijarlas con placas. Afectan a la articulación del codo, la cual tiene la peculiaridad de hacer rigidez (pérdida de movilidad con facilidad, por lo que es vital en estas fracturas conseguir una fijación estable para poder comenzar con la rehabilitación de manera precoz