¿Qué es el Síndrome de Choque Femoro-Acetabular?

El síndrome de choque femoro-acetabular es una patología que se ha descrito recientemente (año 2007) en la que existe un compromiso de espacio o pinzamiento en la articulación de la cadera. Esto es debido a alteraciones en la forma de los dos componentes principales que forman la articulación. La cadera es una articulación que soporta altas cargas y esta formada por el acetábulo (cóncavo) y la cabeza femoral (convexa) permitiendo una gran movilidad gracias a la esfericidad de sus superficies. En esencia es como una bola que rota dentro de una copa. Para para dar mayor estabilización a la articulación, el acetábulo (copa) está rodeado por una estructura fibrocartilaginosa en forma de anillo denominada Labrum, de consistencia similar a los meniscos de la rodilla.

Dependiendo de cual de los dos componente de la cadera esté afectado distinguimos dos tipos de síndrome:

Tipo Cam (leva): La anomalía se encuentra en el fémur. Existe una prominencia anormal en la unión entre la cabeza y el cuello. Esto impide un rango de movimiento completo, y la prominencia de fémur choca con el labrum dañando el cartílago con cada contacto entre ambos

Tipo Pincer (tenaza): en este caso es en el acetábulo donde se encuentra la alteración principal. Existe una sobrecobertura de la cabeza femoral por el cotilo o copa.

En la mayor parte de los pacientes existen formas mixtas, con una aportación de ambas deformidades.

 

¿Cómo se produce el Choque Femoro-Acetabular?

La alteración en la forma de la cabeza femoral o del acetábulo provoca un contacto irregular entre ambas superficies articulares. El choque repetitivo entre ambos componentes causa lesiones a nivel del labrum y del cartílago articular. Es una patología que con el tiempo tiene un alto riesgo de degeneración articular siendo una causa de artrosis de cadera precoz en el adulto joven Pulsa aquí para Ver Artrosis de Cadera.

 

¿Qué causa el Síndrome de Choque Femoro-acetabular?

Las causas del Síndrome de choque femoroacetabular pueden deberse a alteraciones del desarrollo de la cadera durante la niñez (Enfermedad de Perthes, displasia acetabular, epifisiolisis de cadera…). Pero lo mas frecuente es el componente genético como causa, de hecho ya que se han identificado genes implicados en la morfología de la cadera. Así pues la causa inicial es la forma final de la cadera al acabar el crecimiento.

La aparición de síntomas va a depender de la demanda y actividad física. Hasta en un 50% de pacientes con alteraciones anatómicas de los componentes de la cadera no desarrollan síntomas. Es una patología típica de personas jóvenes, activas que practican deporte donde priman los movimientos repetitivos y amplios de cadera (gimnasia artística, artes marciales o atletismo)

 

¿Qué síntomas aparecen en el síndrome de choque femoroacetabular?

Los síntomas suelen manifestarse antes en personas deportistas por sobreuso de la articulación. Cuando aparecen los síntomas es indicativo de que el daño a nivel del cartílago o a nivel del labrum está establecido. Los síntomas más frecuentes son:

Dolor mecánico relacionado con la actividad física en adultos jóvenes (entre 20 y 40 años). Es un dolor inguinal de inicio gradual. Empeora con movimientos que limitan el espacio articular como por ejemplo la flexión (ponerse de cuclillas), la aducción (cruzar las piernas) y la rotación interna.

– La rigidez de la articulación es otro síntoma característico que aparece antes que el dolor. Los movimientos que más precozmente se pierden son la capacidad de flexión y la rotación interna.

 

¿Cómo se me diagnostica el síndrome de choque femoroacetabular?

El diagnóstico se establece mediante la exploración física acompañada por pruebas de imagen. Ante un adulto joven y activo con clínica de dolor inguinal que aparece durante su actividad deportiva hay que sospechar un síndrome de choque femoro-acetabular. Sin embargo, no hay que descartar otras patologías como la bursitis o tendinitis, típicas también de deportistas, y que se manifiestan con dolor de cadera asociado al ejercicio.

Ante todo, lo primero que vamos a realizar los traumatólogos es una exploración física detallada de la articulación de la cadera. Como parte de la exploración, se llevará a cabo el “impingement test” o “test de pinzamiento”. En este test con la cadera y rodilla flexionadas 90º, os aproximamos la rodilla hacia el hombro contrario con el objetivo de provocar el choque entre las estructuras y reproducir la clínica. Si se reproduce el dolor el test se considera positivo.

Como pruebas de imagen se utiliza la radiografía simple de pelvis como primera opción. Permite observar los signos de pinzamiento femoroacetabular como pueden ser:

– La ”giba” característica a nivel de la unión entre la cabeza y el cuello femoral (típico de la tipo Cam)

– En el caso del tipo Pincer, se puede observar signos de sobrecubrimiento de la cabeza femoral por alteración en la orientación del acetábulo. Puede verse un acetábulo orientado hacia atrás más de lo normal (retroverso)

En el caso de un diagnóstico tardío, pueden llegar a verse signos radiográficos degenerativos típicos de la artrosis de cadera (Pulsa aquí para Ver Artrosis de Cadera).

Existen otras pruebas de imagen como la TAC que permite un mayor detalle de las estructuras óseas y la resonancia magnética. Ésta última es más útil para poder valorar las lesiones de partes blandas como puede ser el cartílago, labrum o tendones.

Otra técnica de imagen disponible es la artro-Resonancia Magnética que permite visualizar lesiones del labrum o condrales mediante la infiltración intraarticular de contraste. En el caso de que alguna de estas estructuras estuviera dañada se puede observar cómo el contraste atraviesa dicha estructura.

 

¿Cuál es el tratamiento del Síndrome de Choque Femoro-Acetabular?

El objetivo del tratamiento es eliminar el conflicto de espacio que provoca el choque entre los componentes de la articulación de la cadera para poder disminuir el dolor y evitar su progresión hacia la artrosis de cadera. En los casos donde la lesión sea leve y el dolor no sea muy incapacitante se puede comenzar con un tratamiento conservador:

– En pacientes con alto nivel de actividad física es muy importante la reeducación respecto a la modificación de su actividad. La reducción del nivel de actividad, evitar ejercicios de flexión y aproximación de la cadera junto a fortalecimiento y ejercicios específicos de fisioterapia permiten una reducción y manejo del dolor.

Inyecciones intraarticulares de ácido hialurónico. En el desgaste inicial del cartílago, el ácido hialurónico permite cierto grado de recuperación del tejido y un gran alivio de los síntomas. A diferencia de la rodilla, la articulación de la cadera se encuentra en un plano más profundo y por tanto estas inyecciones son técnicamente más difíciles. Es necesario el control bajo rayos X o ecográfico para infiltrar la articulación.

Cuando ha fallado el tratamiento conservador o, en el momento del diagnóstico, las lesiones son claras (rotura del labrum, deformidades aparentes, degeneración osteocartilaginosa…) se debe plantear el tratamiento quirúrgico. En función del grado de afectación y la localización el pinzamiento se trata con tres técnicas quirúrgicas:

– Artroscopia de Cadera: A través de pequeñas incisiones y con ayuda de una pequeña cámara (artroscopio) se puede “limar” la deformidad a nivel de fémur mediante la técnica denominada osteoplastia. A nivel del acetábulo la artroscopia permite reparar algunas de las lesiones del labrum. Esta técnica la realizan pocos cirujanos, ya que requiere una formación concreta, al ser pocos los casos que se pueden tratar con esta técnica.

– En el caso donde no sea posible acceder por artroscopia o por falta de experiencia por parte del cirujano pueden realizarse los mismos procedimientos mediante cirugía abierta de la articulación de la cadera con una mayor precisión. En estos casos se utiliza un abordaje mínimamente invasivo usando una incisión pequeña.

En aquellos casos que ya hay evidencia de degeneración cartilaginosa el tratamiento de elección es el propio de la artrosis de cadera ya sea mediante una prótesis de superficie o una prótesis total de cadera

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